Blas Infante fue declarado por el Parlamento de Andalucía en 1983 como “Padre de la patria Andaluza”. Cuenta con estatuas y calles por toda la región y es admirado y ensalzado por la inmensa mayoría de políticos y medios de comunicación. Sin embargo, sus ideas no pueden estar más alejadas de las ideas y sentir de la práctica totalidad de los andaluces.
En estos días de Semana Santa vemos como los españoles, y en especial en en Sur de España, se vuelcan y llenan las calles con una tradición tan española y tan católica como las procesiones de Semana Santa, muchas de las cuales pasan por calles y avenidas que llevan el nombre de “Blas Infante”. Sin embargo, se ignora que en sus escritos refleja su pretensión de acabar con todas las tradiciones católicas y españolas como la Semana Santa porque su idea era restaurar Al Andalus, junto a la cultura y tradición islámica, no sólo en Andalucía sino en toda España, porque a dicha idea le llevaba su preferencia del Islam sobre el cristianismo.
Veamos algunas de sus frases de su libro “La verdad sobre el complot de tablada y el Estado Libre de Andalucía”.
En primer lugar, sobre la idea de restaurar Al Andalus y su cultura islámica, que necesariamente conllevaría la destrucción de la cultura católica y española, lo expresa a veces de una forma más directa y otras de una forma más indirecta, asimilando además “andaluces” a “islámicos”:
“Un sólo observador, extraño o forastero, muy perspicaz, por cierto, en esta ocasión, sino a percibir el secreto que guardábamos cuidadosamente (y ya diré más adelante la razón de haber llegado a mantener este secreto). Ese observador fue un destacadísimo político catalán. Recuerdo que en cierta ocasión, ya hace muchos años, llegó a preguntarme: “¿os fundáis vosotros en Al-Andalus?”. Y que muy parcamente, sin añadir una palabra más, yo hube de contestarle: ¡sí!” (Página 130)
“La pretensión claramente expuesta de restaurar Al-Andalus en Andalucía, actualizando sus aspiraciones esenciales, habría venido a determinar el que se llegasen a reír de nosotros, y a que, por lo menos, nos tuviesen por locos que pretendíamos volver a vestir de moros y resucitar en nuestro país el islam” (página 142)
“El conocimiento de nuestra Historia, y por consiguiente de nuestra esencial aspiración de vida distinta, viene a justificar también nuestra pretensión de llegar a restablecer nuestra unidad cultural con el Oriente, hasta el cual a través de nosotros, puede alcanzar la influencia espiritual de España: influencia vedada pa los demás países creadores de los bárbaros todos de coloniaje europeo. (…) Los hechos son: un millón doscientos mil andaluces musulmanes y mosaicos se extienden dede Tánger a Damasco.” (Página 140)
Pero la idea restauradora de Al Andalus no sólo la pretendían para Andalucía, sino también para España. Por eso su lema de “Andalucía, por si, para España”, nada tiene que ver con un sentimiento español sino con la pretensión expansiva de Al Andalus y el Islam para toda España, porque consideraba el cristianismo como algo bárbaro y europeo:
“Uno de nuestros reyes más representativos, Almutamid ….” (Página 120)
“¿Queremos la separación de España, como aseguraba el romance del Ministro de la Gobernación? Andalucía, no puede ni podrá llegar a ser jamás separatista de España. La razón es obvia: ella es, y siempre será, la esencia de España … Ya, nuestra Asamblea de Ronda (enero de 1918), hubo de expresarse unánime y terminantemente, ordenando que en el Escudo de Andalucía, se viniese a fijar la leyenda, como lema de nuestra empresa restauradora “ANDALUCÍA, POR SI, PARA ESPAÑA Y LA HUMANIDAD” (página 121)
“Es Europa, es la cristiandad, previamente, la in-fluencia de España. (…) Nosotros no podemos, no queremos, no llegaremos jamás a ser europeos. (…) euro-africanos, euro-orientales, hombres universalistas, síntesis armónicas de hombres. ” (página 122 y 123)
“Andalucía es el país más español de España. Si España llegó a andaluzarse, aceptando como propios los vicios de nuestra esclavitud ¿por qué no llegar a identificarse haciendo autos nuestros fervores? España fue el instrumento de Europa contra su propia originalidad. ¿Porqué no ha de liberarse de su inspiración directora? El grito de Andalucía libre ¿no sería igual de España libre … de Europa?. O eso es así, o es mentida que la España católica, hecha para Austrias y Borbones: esto es, para Europa, ha muerto; y que el Régimen nuevo ha venido para anunciar el nacimiento de la nueva España” (página 126)
Junto a la idea de restaurar Al Andalus pretendía unir Andalucía al protectorado de Marruecos dentro de un Estado Español Confederal de “naciones”.
“¿Se comprende, ahora, bien porqué aspiramos a que Marruecos, el Marruecos sometido al protectorado de España, llegue a ser verdaderamente protegido, viendo a formar un Estado Autónomo federado con los demás andaluces, dentro del gran Aficionado de Andalucía” (página 141)
Sobre el origen islámico de la bandera verdiblanca andaluza escribe Infante:
“(…) bandera verde y blanca de Andalucía; “verde, como la esperanza, cuando se soma nuestros campos; blanca, como nuestra bondad”, que dicen los versos árabes que la cantan! ¡Qué Gobiernos; qué país! ¡Llegar a sentir tanta alarma ante el flamear de una bandera de inocentes colores, blanca y verde! Le hemos quitado, desde el siglo XVII, el negro “como el duelo después de las batallas” y el rojo “Como el carmín de nuestros sables”, que también rezan los veros citados ¡Y todavía se inquietan! (…)
Sobre su idea negativa de España y el cristianismo, afirmaba Blas Infante:
España, instrumento de Francia; los bárbaros expulsados por el auxilio árabe, con la colaboración de Europa entera, vienen otra vez contra nosotros ¡las cruzadas! Nos quitan nuestros territorios peninsulares, y llamándonos perros nos despeñan por los otros barrancos de la mariana. Fernando el Bizco nos arrebata Córdoba y Sevilla. Sangre y fuego. Empiezan a quitarnos la tierra. Los bárbaros se revuelven vencedores contra el espíritu de todas nuestras instituciones, que se derrumban ante su empuje ciego. Por último ISABEL, la empeña-joyas, la Católica, título que le concede el Papa por haber degollado a la valiente población malagueña; por haber repartido las doncellas andaluzas como esclavas entre sus damas; por haber enviado al mismo Papa parte del botín, y un escuadrón de esclavos andaluces, cautivados en la rendición de Málaga; Isabel, la bárbara, grosera, fanática, hipócrita y cuya figura y cuyo reinado contratado con los valores permanente y universales de la Humanidad y de la Justicia, y aún con las normas políticas de ordinaria moral, ordenadas a la gobernación de los pueblos, son los más desastrosos que tuvo España, como se llegará a demostrar en la próxima revisión;(…) Ya lo dijo Anubeka: “a medida que las cruces y las campanas iban atando las airosas torres de las mezquitas, la tierra de jardín se tornaba en yermo y la cruz presidía la esterilidad de los campos, cerrados a los andaluces” (pag. 134)
Fuente de la imagen: Fundación Blas Infante