La actuación más importante que se puede hacer para proteger los recursos naturales de España no es frenar el crecimiento económico o urbanístico, sino repoblar de arbolado nuestros montes y suelos rústicos. De hecho, resulta muy significativo que siendo los bosques el mejor medio de absorción del CO2 que según la Agenda 2030 es causa del calentamiento global, esta agenda no diga ni una sola palabra sobre la necesidad de reforestación, ni tampoco la normativa de desarrollo en España y otros países del mundo.
La importancia de la reforestación se tuvo clara en España ya en 1939, cuando se aprobó el Plan General de Repoblación Forestal de España que tenía como finalidad repoblar 6.000.000 de hectáreas en 100 años para intentar recuperar parte la enorme masa arbórea perdida por España desde el S. XVI para la construcción de barcos, por guerras o por la transformación de terrenos para cultivos. En 1966 se habían repoblado 1.500.000 Has, lo que fue merecedor de un premio y reconocimiento ese mismo año en el VI Congreso Forestal Mundial de la FAO se celebró en España. De 1960 a 1979 el rendimiento era de 100.000 ha/anuales y a partir de ahí hasta 1984 fue descendiendo hasta las 60.000 ha/anuales. No obstante en 2006, se habían repoblado ya más de 5.000.000 de hectáreas.