La Conferencia Episcopal de Colombia preocupada por la grave crisis humanitaria que viven las comunidades de la región del Catatumbo, llama al cese de las hostilidades entre los grupos armados y convoca a una jornada de oración el próximo domingo 26 de enero en todas las iglesias del país
“La violencia engendra más violencia, genera pérdidas humanas irreparables, siembra más odio, división y pobreza…”. Lo expresan los obispos colombianos ante la escalada de violencia que ha provocado decenas de muertes y el desplazamiento de miles de familias en el departamento de Norte de Santander, en la región del Catatumbo.
En un comunicado, la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) llama a los actores armados a cesar inmediatamente las hostilidades y respetar los derechos humanos y el Derecho Internacional Humanitario. Al Gobierno Nacional e instituciones públicas, piden retomar los diálogos «con determinación» y avanzar en la implementación de los acuerdos de paz firmados.
Dolor e incertidumbre
“En medio del dolor y la incertidumbre, afirmamos que la paz es posible. Estamos convencidos de que el compromiso y el trabajo en torno al diálogo, al perdón, a la reconciliación y a la paz será un verdadero signo de esperanza para todos”, manifiesta el episcopado.
Más de 30 mil personas se han desplazado a causa de los enfrentamientos entre la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN y miembros desmovilizados de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)) que desde el jueves se desarrollan en la región del Catatumbo, en el noreste de Colombia. Hasta el domingo, autoridades de Colombia calculaban que al menos 80 personas habían muerto por estos hechos, que ahora sobrepasan el centenar.
Violencia engendra violencia
Los obispos colombianos alzaron su voz contra estos hechos violentos y exhortaron a todas las personas de buena voluntad a sumar esfuerzos en la atención de las víctimas, reconociendo que cada acción solidaria es un paso hacia la restauración de la dignidad y la esperanza en estas comunidades. Una petición que han extendido también a la comunidad internacional y a las organismos internacionales.
“Las actuales confrontaciones armadas que cobran la vida de decenas de personas de nuestra población y que obligan al desplazamiento de numerosas familias y comunidades, no solo vulneran los derechos humanos fundamentales, sino que agudizan el sufrimiento de niños, mujeres y personas en estado de indefensión, desgarrando el tejido social y humano, y abriendo nuevas heridas a la nación».
El episcopado colombiano manifiesta, además, su solidaridad con las comunidades y diócesis más afectadas por esta tragedia: Tibú, Ocaña y Cúcuta. En este sentido, reafirman su compromiso de seguir presentes en el territorio, brindando ayuda humanitaria, apoyo psicosocial y asistencia espiritual.
«Reiteramos nuestro esfuerzo por trabajar junto a las comunidades en la reconstrucción del tejido social y la promoción de iniciativas de reconciliación y paz», agregan.
Fuente: https://www.vaticannews.va/