La estrategia política de Feijó no deja de sorprender. Después de negar un asiento en la mesa del congreso a Vox, el partido con el que contaba para poder alcanzar la presidente del Gobierno, muestra su cara más afectuosa con un efusivo y amistoso saludo ante las cámaras a Ione Benalarra e Irene Montero, cuyos ataques a los partidos y medios de comunicación de derechas son bastante conocidos y sus políticas de extrema izquierda también como la reforma del Código Penal que ha beneficiado penalmente a más de 1000 agresores sexuales.
No hay más que ver la cara de sorpresa del diputado del PP, Carlos Rojas para darse cuenta que buena parte de su partido y su electorado, no aplaudirá ese gesto, que sería impensable en la política llamada a sucederle, Isabel Díaz Ayuso.
De hecho, hay ya muchas voces internas que no comparten la política de Feijó de ataque y desprecio continuo a su único socio posible, el partido Vox, y que le permitió en 2019 llegar por primera vez a Gobernar Andalucía y en la actualidad, es su socio prácticamente único en ayuntamientos y comunidades con quien gobierna, al mismo tiempo que muestra su simpatía por el PSOE y resto de partidos de izquierda, cuya imagen sin duda mejoró durante la campaña electoral pasada con su política de ofrecimiento de pactos. Es evidente que esa política le ha pasado factura en las pasadas elecciones del 23 de julio y que variará de forma clara si Isabel Díaz Ayuso asume la dirección de partido.