La Ley 1/1977, para la 4 de enero de Reforma Política es el antecedente principal de la Constitución y del actual régimen constitucional y democrático. Fue el instrumento imprescindible para llevar a cabo la transición de un Régimen Autoritario a un Régimen Democrático, de la mano de un extraordinario jurista, Torcuato Fernández-Miranda, su redactor.
A través de la Ley 1/1977, las Cortes Franquistas que sentaron las bases de una democracia mediante su disolución y la convocatoria de elecciones para el inicio de un proceso constituyente. Por tanto, el cerebro de la transición fue Torcuato Fernández-Miranda, cuyo guión fue seguido por el entonces presidente de aquel Gobierno, Adolfo Suárez, así como el Rey Juan Carlos I, con el visto bueno de los procuradores de aquellas Cortes.
Los principios esenciales de todo Estado de Derecho los establece esta Ley franquista en su artículo primero:
La democracia, en el Estado español, se basa en la supremacía de la Ley, expresión de la voluntad soberana del pueblo. Los derechos fundamentales de la persona son inviolables y vinculan a todos los órganos del Estado. La potestad de elaborar y aprobar las leyes reside en las Cortes. El Rey sanciona y promulga las leyes.
Por aquellos momentos, la oposición a esta Ley fue importante por los entonces grupos políticos extraparlamentarios de ideologías muy diversas agrupados en las llamadas “Junta Democrática de España” y “Plataforma de Convergencia Democrática”, entre los cuales se encontraba el PSOE o el Partido Comunista, que pidieron su voto en contra o abstención a esta Ley de transición a la democracia. Su postura fue a la de los grupos que pretendían la continuidad del Régimen, pero cosecharon un gran fracaso en su referéndum dado que los españoles votaron casi de forma unánime a favor de la misma. La posición de estos partidos era muy débil, especialmente del partido comunista que temía que no fuese a ser legalizado como ocurre en muchos países del mundo en la actualidad, motivo por el cual, aceptaron la Transición y la Monarquía a pesar de sus aspiraciones a una dictadura comunista como la de la Unión Soviética de entonces.
La Ley 1/1977 fue aprobada por las Cortes Franquistas el 4 de enero de 1977 tras ser votada en referéndum el 15 de diciembre de 1976 y aprobado por un 94,17% de los españoles censados, contando con una participación del 77,8 %.
Esta Ley es el elemento fundamental que hace de la Transición de España ejemplar, similar a la del Régimen del General Pinochet en Chile, que dejó el poder tras un referéndum sobre su continuación o transformación en una democracia.